¿Quién lidera la oposición?

 ¿Quién lidera la oposición?

En los países donde la prosperidad colectiva priva sobre la ideología, se han establecidos sistemas políticos partidarios donde los valores, idearios y formas de hacer política, trascienden a los hombres. Nosotros nos hemos acostumbrados al caudillismo histórico, donde hemos hecho de hombres ideales en sí mismos. En esa mirada personalista de la política se funda la decepción íntima que nos sucede con cada gobierno, ya sea por defraudación en la gestión o por no ver encarnados en esas personas las íntimas convicciones propias o simplemente los gustos. El peronismo, que no deja de ser un vector hacia el poder, posee la característica de desplegarse como un ejército multidimensional, abyecto al personalismo en sí mismo, haciéndolo solo nominal, y jamás pierde la mirada sobre el poder como meta en sí mismo. Es así como el peronismo puede presentar candidatos, ministros, ejecutivos de todo tipo, desde la punta más liberal hasta el sesgo más socialista. Esto lo vimos en las últimas elecciones, donde CFK, segunda de lista era más importante que de primera. Llegar y ganar era la meta más allá de todo. Hoy vemos en Cambiemos o en Juntos por el Cambio, internas reales o ficticias, pero cualquiera fuese la realidad de estas, no contribuyen a la homogeneidad de estilos y pensamientos donde los electores deberían identificarse. Pareciera existir dos estilos y liderazgos, por así llamarlos, donde aparecen Macri – Bullrich y Larreta – Vidal. Mientras uno es más verticalista partidario, el otro es más versátil sobre las necesidades de lograr ser una oposición seria y que pueda lograr algo en las elecciones del 2021. Lo cierto es que nadie se pelea o debería pelearse y dividir la oposición en unas elecciones intermedias, porque eso sería perder la ventaja que han logrado en el Congreso. En consecuencia, las dos tendencias de liderazgo aparente van a coexistir hasta el 2022, peleando entre los armados de listas a través de los menos expuestos pero no por eso menos poderosos. Ernesto Sanz y Elisa Carrió llevarán delante de las filas las puntas de lanza para incidir, tanto en el electorado como en los armados de territorio. Sobre todo Sanz. La gran contienda interna se dará en el 2022, y si esa contienda es importante, estaría más cerca de la desintegración del frente homogéneo que de la proyección del mismo. Pero la gran pregunta que debemos hacernos es si la

oposición deberá construir un liderazgo con las fricciones propias de este o simplemente dejar que al gobierno se lo devore la realidad fría y dura que se vislumbra y debiera afrontar en el terreno económico las consecuencias sociales. Se dice que Napoleón dijo: “cuando veas que el enemigo se equivoca, no lo interrrumpas”. El gobierno va a cometer errores naturales, propios de soluciones parciales para un déficit integral existente en nuestro querido país. No hay metafísicamente otra posibilidad, porque nada bueno sale de lo malo y nuestra situación es tan precaria que toda solución sale del mismo abismo de la precariedad. Cambiemos o Juntos por el Cambio, debería esperar inteligentemente el desarrollo de las acciones. La división existente y manifiesta, surge del postulado primero donde se sostiene la impronta de un gobierno y su liderazgo. El gobierno de Cambiemos fue malo. Esta afirmación es muy clara, la economía quedo derrumbada, la pobreza se incrementó y políticamente perdieron no solo las elecciones, sino la homogeneidad territorial y en los bloques de ambas cámaras. Las partes de liderazgo que propone Cambiemos son débiles en sí mismo. Mientras Larreta tiene una imagen de buena de gestión, Vidal lo debilita por la suya en la provincia de Buenos Aires. Por otro lado, Mientras Patricia Bullrich dejó una impronta muy buena en su gestión en el Ministro de Seguridad, bastante diferente lo hizo Mauricio Macri como presidente. Creo que va a existir una Guerra Fría entre ambas tendencias, donde los operadores satélitales llevarán la parte de más exposición. Liderar hoy a la oposición, sirve solo para el armado de listas del 2021, pero nada tiene que ver con las elecciones del 2023. Si Juntos por el Cambio o Cambiemos esta vez es inteligente para enfrentar las elecciones, armaría fórmulas ganadoras en vez de candidatos que puedan ganar al estilo personalistas.

Nunca la oposición tuvo más fácil una situación electoral para el 2021 y el 2023. Pelearse ahora o tratar de liderar ahora es un desgaste inútil al tiempo de la verdad pre eleccionaria. Este es el momento de quemarse y no de catapultarse. La realidad cotidiana de la gente está más ligada a quien le brinde paz, armonía y esperanza que a aquellos que les traigan decepciones e incertidumbres. Creo que, de continuar la situación de este modo, donde se ve a Juntos por el Cambio con problemas de liderazgo, le abrirá las puertas a

la aparición de frentes parecidos pero distintos, los que tarde o temprano le quitarán fuerza electoral al momento de contar los votos.

por MARIANO TATO

Especialista en Marketing Político